Hijo adolescente no significa «maleducado»

La adolescencia es el paso de la infancia, a la edad adulta. Llena de cambios físicos y emocionales. Cada uno pasa la adolescencia, no como quiere sino como puede, y ahí estamos los padres,  para apoyarles en esta transición, con cariño, empatía, comprensión y apoyo, pero también con normas y disciplina.

En algunos chicos/as, la preadolescencia puede empezar sobre los 11 años, así que a esa edad podemos ver ya altibajos de humor, contestaciones y comportamientos fuera de lugar que nada tienen que ver con nuestro niño/a de hace muy pocos días.

A continuación te comento algunos puntos que pueden ayudarte para entender y gestionar este periodo.

QUÉ PUEDE INFLUIR EN EL ADOLESCENTE

  • La genética
  • La educación en su infancia
  • El entorno familiar
  • El entorno social: las amistades
  • Su alimentación
  • Sus horas de sueño

Si durante la infancia de nuestro hijo/a,  nuestra forma de educar ha sido coherente: les hemos enseñado normas de educación, respeto, disciplina y responsabilidad, podemos pensar que en la adolescencia no deberíamos tener problemas.

Durante la infancia nuestro hijo ha de acostumbrarse a:

  • Las normas
  • La frustración
  • El deporte
  • La disciplina
  • La responsabilidad

Estas pautas serán de gran ayuda en la adolescencia, cuando todo cae en saco roto y parece que han olvidado todo lo que les has ido enseñando.

SÍNTOMAS DE ALARMA

Hay unos mínimos que no hemos de pasar en la adolescencia y que pueden marcar una linea roja.

Las faltas de respeto o desafío a la autoridad no se han de tolerar nunca, con ningún miembro de la familia o fuera de la familia. Al primer síntoma o sospecha, tenemos que atajar esa actitud que implica falta de respeto de cualquier tipo:

  • Insultos
  • Tonos de voz elevados
  • Violencia
  • Agresividad
  • Desafío a la autoridad

El adolescente se va a sentir más a nuestro nivel, con los mismos derechos pero no con las mismas obligaciones. Se siente parte de la sociedad y quiere marcar sus normas. Ya no se conforma con las tuyas, es más discrepa y no quiere ni escucharlas.

Hay que dejarles bien claras las normas en casa. Algunas normas se pueden consensuar, otra podemos quitarlas y otras obligatoriamente deberán permanecer.  Ha de saber lo que se podrá consensuar y dialogar y lo que serán normas básicas.

Si durante la infancia hemos sabido trabajar esas normas, los famosos límites de los que hablamos siempre, no nos debería ser difícil la adolescencia.

MARCAR NORMAS

Viven en una familia y para la buena convivencia cada uno ha de aportar su granito de arena. Es buena idea que tengan tareas cortas pero que aporten a todos un beneficio.

Hemos de pensar que a estas edades,  entre los estudios y las extraescolares, a veces tienen poco tiempo, así que deberían ser tareas que si un día no pueden hacerlas, alguien pueda sustituirles, además, así verán que les ayudas, les enseñas lo que es la EMPATÍA con los demás:

  • Poner y recoger la cena dos veces por semana no está nada mal.

LA VIDA FAMILIAR

Cuántas hemos dicho eso de: – Esta casa no es un hotel!

Intenta que haya una comida o cena al día en que podáis estar todos juntos. Si algún día no se puede no pasa nada, pero hay que intentarlo, que ellos sepan que es importante para todos ese rato. Unos corren para llegar, otros se esperan aunque tengan hambre, pero todos ponen de su parte para estar juntos…

Si hay exámenes, se ayuda, y se hacen extras de cenar antes, comer más tarde… la familia se amolda y apoya al que lo necesita. LA FAMILIA ACTÚA EN BENEFICIO DEL QUE LO NECESITA.

El entrar y salir a esta edad es normal, la vida social es lo primero para ellos, es lo natural y asi debe ser forma parte de la naturaleza humana y su socialización posterior depende de esta etapa, asi que has de entenderlo como una etapa más.

Pero, esto no ha de quitar que se sigan vuestras normas en casa, que se respeten los tiempos en familia, la buena convivencia y el cariño.

LAS PELEAS

Algunos padres me comentan cómo se enganchan en discusiones acaloradas con sus hijos. No has de hacerlo, no te pongas a su altura, el/ella en ese momento tiene su cerebro que va a 1000 revoluciones y sus hormonas están alteradas, en cambio tu estás cansado y con mil temas en la cabeza, ninguno de los 2 está en condiciones de tener una conversación tranquila.

En estos casos déjale que hable, no digas nada, escúchale, asiente y ya está. Un adolescente con ganas de discutir es como un muro, imposible dialogar. has de esperar. Necesita comprensión y apoyo.

Cuando esté calmando pasados unos días retomas la conversación: – Me supo mal el otro día verte tan enfadado. Quieres contarme que es lo que te molesta sin enfadarte?

Llegados a este punto, escúchale e intenta entenderlo. Sino puedes llegar a un punto en

Cuando dos hermanos de 14 y 13 años o 12 y 14 años se pelean, las discusiones pueden ser tremendamente pesadas. Lo mejor es no meterse, muchas veces intentamos ser jueces y lo empeoramos sin querer, el ponerse al lado de uno u otro solo har crecer los celos, envidias o sentimientos de incomprensión.

Lo mejor es: o los castigas a los 2 o los dejarlos refrescar

Si vemos que no se relaja el ambiente podemos intervenir pero sin juzgar, sino acercando las posiciones.

Como ves, nuestro adolescente necesita, incluso ahora, el concepto de nido. Le dejamos volar más lejos y descubrir mundo,  porque así ha de ser, es lo lógico y sano para su desarrollo: socializarse, pertenecer a un grupo de amigos, tomar decisiones sin nosotros, etc. pero en “el nido” sigue habiendo seguridad, normas y respeto a todos los miembros de la familia.

CÓMO DEBERÍAN SER TUS ACTUACIONES:

–          Cuando esté cansado, déjale descansar, los cambios en la adolescencia son tan importantes como los primeros años de la infancia, además de los físicos que son evidentes, los emocionales también son importantes.

–          Cuando esté guerrillero deja que se relaje, no vale la pena entrar en discusiones que no llevan a nada. Has de estar por encima de él y cuando él no tenga calma tenerla tú, que para eso eres más adulto y tienes más control que él.

–          Practica 1 minuto de recesión cuando tengas que reprimirle por una falta, es decir, le riñes  y tardas sólo 1 minuto en decirle que le quieres y que eso no cambia tus sentimientos y tampoco debería cambiar los suyos.

–          No le insultes ni le chilles, no le digas que estas harta de él/ ella.  Dejará de escucharte. Los adolescentes que lo tienen todo a flor de piel, son súper sensibles, aunque no lo parezcan a veces y se les hiere muy fácilmente, así que si quieres que no sean ellos hirientes con los demás, o guarden rencor e ira, trátlos como te gustaría que te tratasen a ti: con respeto. Así trataran ellos a los demás.

–          Confía en ellos, no te va a quedar otro remedio, ya que necesitan empezar a volar. Acéptalos cómo son, apoyalos, alaba sus logros. Invita a casa a sus amistades así ves con quien va y si alguno no te gusta hazselo saber y los motivos.

–          Sé recto con sus obligaciones y tus criterios.  Has de ser un palo firme a su lado donde puedan sujetarse y apoyarse para crecer, confían en que tú les marques el camino.

–          Propicia los ratos en familia son buenos para hablar de todo, que escuchen ejemplos, tus puntos de visita, tú escuchas los suyos, sus opiniones, sabrás con quien va, sus grupos, deberes, problemas, etc.

–          Intenta que haya paz en casa. Sé que a veces no es fácil y depende de nuestro trabajo, los horarios, extraescolares, del número de hermanos… pero han de tener la sensación de que cuando están en casa, no están en un ambiente hostil sino todo lo contrario, de apoyo, comprensión  y guía.

“LA ADOLESCENCIA ES UN SARAMPIÓN QUE HAY QUE PASAR”

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